Revista de filosofía

No hay mal que por bien no venga

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Elsie lloraba, yacía en un colchón en el suelo con otra paciente y la enfermera que me la presentó y le sugirió hablar conmigo diciéndome previamente que hizo algo terrible.

Elsie me habla de que a partir de que descubrió que su esposo le era infiel, empezó a hacer locuras. Recibía llamadas de la amante mientras que el marido todo lo negaba, rehusando dejar la casa hasta que un día tomó toda su ropa y se la llevó al trabajo donde la quemó. Después de esto él accedió a irse y pasaron varias semanas en las que siempre fue responsable de los gastos y los hijos, teniendo incluso atenciones y detalles con Elsie que la conmovieron y decidió dejarlo volver. Pero poco después lo encuentra en casa de la amante y él le confiesa que sólo volvió a la casa por los hijos. ¿Quién es ella para él? ¡la situación es insoportable! no puede dormir y va al doctor para que le receta algún medicamento pidiéndole que lo use con cuidado.

Elsie tiene buen cuidado de tomar una dosis fuerte con la que se siente confundida y se arma de valor para ir a casa de su rival y romper todo lo que está a su alcance, regresar a su casa e ingerir el resto de la receta que le dio el doctor además de todos los medicamentos que encuentra, “estaba fuera de mí” expresa. Y despierta ya en el hospital psiquiátrico.

Este matrimonio es el segundo de los dos. Ella tiene una hija de 18 años de su primer marido, un policía celoso que la dejó también por otra. Pero cuando esto ocurrió, ella no tuvo la reacción de ahora sino que sólo decidió divorciarse. El hijo mayor del primer matrimonio del marido de dieciocho años vivía con ellos y su marido la acuso de mirar con deseo a su hijo apuntándole a ella y a su hija con “el arma”.

Con su segundo marido que era su jefe y es también sumamente celoso tuvo dos hijos, una niña de doce años y un niño de nueve, diagnosticado “hiperkinetico” lo que le impidió trabajar pues tuvo que andar detrás de él.

Elsie parece desesperada pero cuando le pido que me hable de sus hijos, su rostro cambia. Se da cuenta de que son muy buenos estudiantes y se quieren tanto que se siente afortunada de tenerlos, de poder ser madre, se siente afortunada de vivir. Incluso su hijo menor le ha dicho que trabaje, porque él puede cuidarse sólo. Ya que al parecer es muy inteligente y muy centrado. Su inquietud (diagnosticado por los psicólogos “hiperkinesia) se debe más al caos familiar que a alguna enfermedad que lo incapacite. La madre reflexiona ahora sobre esto tomando en cuenta sus buenas calificaciones y las opiniones y consejos que le ha dado el niño. Duda si quiere a su marido pero sabe que hay tiempo para pensarlo, sabe por lo pronto que ya no quiere vivir con él y le gustaría trabajar; Elsie ya no llora, cree que el estar aquí le servirá para reflexionar porque incluso en la sala que en un principio le asustó, ha encontrado gente con quien hablar. Tal vez tuvo que suceder esto para parar su locura, definitivamente ¡no hay mal que por bien no venga!